Las horas son endebles vigías que repasan
poemas, postes pulcros o postigos
que callan, adefesios que no tienen la culpa
de proponer un roce que diluyo.
Las horas son metales que crujen en la sombra,
y licores, y el tedio de las cinco;
flechas del tiempo que se esparcen en esquejes
que se negaron a crecer, y fingen.
Las horas, la mañana, los desgarbados coches:
ignoro la otra sed, la de unos labios
que ayer decían desde la canción.
Los venturosos coches, la noche, su denuedo:
no me calma escribir, porque lo poco
que ahora sale es corrosión helada.
http://youtu.be/T2ISJxLXd88
ResponderBorrarEsta canción, los versos, "otras canciones vendrán / para calmarnos". Nada: me acordé...