domingo, 18 de julio de 2010

Hornalla estacionaria

Comprendes la razón y el ritornelo,
te calentás con calzas
que gruñen, te desfloran, te arrojás
al pólipo salvaje
en que trazamos pollos de medir,
desconciertas a cautos
y a desnutridos, muela que te guía
a salas que colmás,
a yacijas sudadas, a almacenes
en que la gorda ríe
retratos de la vincha, te interpones
entre la sal y el muro,
tomás de mi cogollo la pulsión,
hálito de componer
a la medida el vientre, el esterito
del ave zalamera,
predisponés denuestos, incorporas
retablos al desdén,
y con tu casa entera, periscopio,
vas enlazando nubes
de recogerse, puchos mañaneros,
techo y vislumbre, primas
viciosas de la cal, de las arenas
peninsulares de
tu propio sacrificio, que reduce
almas, versos: llegar.

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