domingo, 18 de abril de 2010

[s/t]

Concha mediante, culo que apacigua
broncos atardeceres
perdidos en tramar apariciones
mirando el techo; pieles
de foca con olíbano de ayer,
la taumaturgia es arco,
Kolinos y pesebres donde nadie
pernocta ya. Te llaman
viejos abecedarios desmedidos,
polímero propenso
a tocar la guitarra como Pat,
trompeta del disgusto
y colaciones hicsas. Improperios
las nervaduras laxas,
espalda bombardeada por esputos
de Job el vencedor
en la lid contra Herodes, tal resorte
que devolviera, oh papo,
una achicoria, dos inclinaciones,
un ida y vuelta al morbo
del pelotón, el hielo, las Abuelas,
todo lo que nos sabe,
coreuta y rehogada mayonesa,
Atahualpa el arriero
que te conduce a Roma, a Nueva York
a triunfar en recados
de la droga/arrecife, cruel estupro
que baila y se arrejunta
con Mamá Cora, platos que fregás
y peripecia. El ánade
volaba a dos centímetros, la pija
que entonces regardeó
esa fermosa forma, la sedienta
de tu querer, se irguió,
pidió las papas, trémula cadencia
que sueña arroz chorreando
merdosos estipendios, agoté
la mímica del queso,
río además al verme:
la desviación. Muchacho
y perentoriedad.

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