sábado, 20 de marzo de 2010

Aún no

Nada decir. Sudar. La nochecita
respira, se exaspera.
La caótica música que escucho
no guarda relación
con la chicharra que me continúa
como un cable amarillo
que de pronto muriera. Casa/foco,
mi conciencia ha borrado 
toda palabra: quieta. (Sin embargo
aún quiero escribir,
aún hay algo hambriento que se opone
a que las cosas sean
apenas esta idiota certidumbre
que respira, que suda.)

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