jueves, 29 de octubre de 2009

Y no me ataca

y en todo retorno un cambio nacerá

Recuerdo aquella carta. La quemé,
Brigitte enardecida,
luna/mujer que aúlla. Fiel fetiche,
el disco, su audición.

Carta de nunca hubo otra igual. Ya acaba
aquella melodía
cuyas palabras, mansa, repetiste 
para nomás llamarme.

Y me tuviste nuevamente, y luego
fuiste un pantano absorto,
indócil, no, callada.

Y nunca comprendí. Sola locura,
quererte. Las almenas
de una Urraca de vos.

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